All alone at the end of the evening And the bright lights have faded to blue
Aquella tarde tibia subí a mirar las nubes como tantas otras veces desde la azotea de la casa. Pero al explorar en silencio como tantas otras veces los puntos cardinales me sentí observado… Busqué por todas partes la fuente de aquel rayo sin dar con su presencia hasta que alcé la vista: En plena potestad posada en un antena a pocos pasos de mí estaba un águila real. Mi primer impulso, claro, fue acercarme… pero me detuvo la fuerza del pico y de las garras. Me llamó sin palabras; respondí con los ojos, y la llama de sus ojos me prendió el corazón. "¡Junta energía!" -me dijo en círculos concéntricos, en elipses sin velos, en parábolas reales. Me tocó en lo absoluto sin resistencia alguna totalmente vulnerable me rendí a mi destino. "¡Junta más energía!" -dijo para que, llegado el tiempo, tú también puedas cederla a quien viene tras de ti. Comprendí en el instante que se refería a mi hija: me hablaba de la estrella que vi tras el cristal Y que rasgó el velo muchos años antes en un tren que viajaba por el desierto de Altar. Allí cambió mi vida como quien cambia de parecer, de canal o cambia un disco… Como quien cambia sin predeterminación, sin rencor y sin pensarlo un sueño por un despertar. El águila abrió las alas y levantó majestuosa el vuelo impresionante frente a la puesta de sol. Sobrevoló la casa siguiendo a una paloma en círculos concéntricos y se perdió en el noroeste. La caza y la distancia se fundieron entonces en el comando grave del arte de vivir.